Amanda Donoso

Desde pequeña, Amanda observaba con admiración a su madre. Las largas travesías a Santiago, cargando telas al hombro mientras llevaba a sus dos hijas de la mano, le enseñaron que el esfuerzo y la perseverancia siempre tienen recompensa. “Ser diferente no es malo, es un diferenciador,” reflexiona Amanda, recordando cómo usaba con orgullo las prendas hechas por su madre, a pesar de sentir que no encajaba con el resto. Estas experiencias, aunque a veces dolorosas, forjaron en ella un carácter resiliente y creativo.

Durante su infancia, Amanda se destacaba como una persona tímida pero extremadamente observadora. Aprendió mucho simplemente viendo a su madre y las personas que llegaban al taller de costura. Sin embargo, enfrentó momentos difíciles, como el bullying en el colegio y, más tarde, en la universidad. A pesar de todo, Amanda siempre tuvo claro que la educación era su camino para salir adelante. Estudiar no era una opción, era una necesidad.

En la universidad, Amanda descubrió la biotecnología y quedó fascinada por el cultivo in vitro. Aunque los primeros años fueron desafiantes por su origen económico, encontró su lugar en el mundo de la ciencia, gracias a su pasión por las plantas y el amor por la agricultura que compartía con su pareja. Entre trabajo en laboratorio, estudios en agronomía y un magíster, Amanda demostró que la dedicación y el esfuerzo constante pueden abrir puertas inimaginables.

La pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión en su vida. Como asmática crónica, Amanda se dio cuenta de que seguir viajando para trabajar en el laboratorio ponía en riesgo su salud. Fue entonces cuando surgió la idea que cambió su vida: llevar el laboratorio a su casa. Así nació MicroVitroLab, su emprendimiento que combina ciencia, tecnología y agricultura, y que tuvo como punto de partida una cámara de flujo laminar.

Hoy, Amanda lidera su laboratorio y comparte su conocimiento con otros, siempre con el ejemplo de su madre como guía. “Lo aprendí todo de ella: el esfuerzo, la creatividad y el amor por lo que haces.” Aunque su camino no ha sido fácil, Amanda nunca pierde de vista los sueños de esa niña que, entre telas y maquetas, descubrió que ser diferente es una ventaja y que la creatividad es su mayor fortaleza.

Amanda, quiero que sepas lo orgullosa que estoy de ti. Sigue siendo esa persona tan valiente, creativa y fiel a sus raíces. Nunca olvides de dónde vienes y todo lo que has logrado, porque tu historia es una inspiración para muchas niñas que sueñan con un futuro en la ciencia. Nunca te rindas, porque tu luz y tu ejemplo seguirán iluminando el camino para quienes vienen después de ti.