Fellow 2019
María Ignacia Lucares
Metropolitana
El Ministerio de Medio Ambiente estima que en el año 2015 la mortalidad y morbilidad asociada a la exposición a contaminantes alcanzó los 3.723 casos para mortalidad prematura por eventos cardiopulmonares, dato en extremo preocupante. A esto se suma un total de 1.709 casos de admisiones hospitalarias por evento cardiovascular, 108.100 visitas a sala de urgencias por eventos de bronquitis aguda y un total de 870.756 días laborales perdidos por restricción de actividades (MMA, 2017a). En ese sentido, el aporte a la calidad del aire urbano que podría generar un componente arquitectónico, como eco-material capaz de remover contaminación atmosférica, es altamente pertinente, siendo beneficiada toda la población de las ciudades más contaminadas.
¿Arquitectura, química, nanotecnología…todo en uno?
Eso es lo que María Ignacia hace: magia en un laboratorio para generar impacto medioambiental.
Junto a su equipo multidisciplinario, han creado una nanotecnología capaz de neutralizar gases de la atmósfera, a través de la construcción de una palmeta (fabricada con plástico reciclado) que se utiliza como revestimiento de edificios y que sí, es capaz de absorber el smog del aire, al descomponer los gases contaminantes atmosféricos actuando a nivel molecular, y generando así un doble impacto en el medioambiente. Además, B-TILE (como se llama la palmeta) cuenta con una tecnología autolimpiante, lo que la hace un producto libre o de bajo mantenimiento, y que, utilizando sólo un metro cuadrado, busca limpiar lo mismo que harían 5 árboles.
Parece sacado de una película, pero no. Es lo que María Ignacia ha logrado teniendo interés en la microarquitectura. Es decir, cómo un material puede interactuar con el medioambiente en la medida en que se le den funciones que puedan ayudar a las personas.
ignacia.lucares@bmorph.cl
Foto: www.drii.usach.cl